España crece, pero sus hogares empobrecen

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9/25/20234 min read

España crece, pero sus hogares se empobrecen: ¿una señal de alarma?


Con la llegada de septiembre, un buen número de españoles ha vuelto a la rutina diaria, acompañado de las lluvias que anuncian el otoño y las preocupaciones económicas habituales, como los gastos relacionados con el regreso a clases, las facturas y los préstamos, cada uno lidiando con sus circunstancias personales.

Sin embargo, las noticias económicas para España no parecen ser desalentadoras en absoluto. En primer lugar, la Comisión Europea ha actualizado sus previsiones económicas y pronostica un crecimiento del 2,2 por ciento para este año, seguido de un 1,9 por ciento para el próximo año. En comparación, las proyecciones para la zona euro son significativamente más bajas, con un 0,8 por ciento y un 1,3 por ciento respectivamente, lo que sugiere una perspectiva positiva para la economía española en comparación con sus homólogos europeos.

Además, la Comisión también señala una tasa de inflación del 3,6 por ciento en 2023, que está dos puntos por debajo del promedio de la eurozona, lo que podría generar cierta satisfacción en España al compararse con sus socios europeos. Finalmente, en el segundo trimestre de 2023, la tasa de desempleo se situó en un 11,60 por ciento, un nivel que no se había visto desde 2008.

Sin embargo, es posible que las personas comunes y corrientes se sientan desconectadas de estas cifras macroeconómicas tan favorables. En septiembre, el Banco Central Europeo decidió aumentar nuevamente las tasas de interés, lo que significa un aumento en el costo financiero para las familias que tienen hipotecas a tasa variable.

Según el último informe anual del Banco de España, el 73,9 por ciento de los hogares españoles son propietarios de viviendas financiadas con hipotecas a tasa variable. El aumento en las tasas de interés se refleja en el mayor esfuerzo financiero que las familias deben realizar para pagar sus hipotecas: ahora representa el 38 por ciento de sus ingresos anuales disponibles, en comparación con el 30 por ciento en 2020.

Esto ha llevado a una disminución en la demanda de crédito en los últimos meses, aunque también ha habido una reducción en el endeudamiento. Adquirir una vivienda en estos momentos no es tarea fácil, ya que el costo del endeudamiento se suma al precio de la vivienda, que, a pesar de crecer a un ritmo más lento, sigue siendo elevado. En el último año, los precios de las viviendas han aumentado un 3,6 por ciento (un 7,7 por ciento en el caso de las viviendas nuevas), y el índice de precios de la vivienda elaborado por el INE ha alcanzado niveles no vistos desde 2008 a nivel nacional.

En comparación, el 40,9 por ciento de los hogares españoles destina más del 40 por ciento de sus ingresos disponibles a la vivienda, en contraste con el 21,2 por ciento en el promedio de la Unión Europea.

A pesar de las buenas cifras de empleo en términos de tasa y temporalidad gracias a la reforma del mercado laboral en España, el aumento en los contratos de trabajo a tiempo parcial ha generado dudas sobre la duración y estabilidad del empleo. Además, ciertos grupos de desempleados, como los jóvenes y los desempleados de larga duración, especialmente los profesionales mayores, superan la media europea en términos de vulnerabilidad laboral.

Además de las tendencias coyunturales, las estadísticas del INE relacionadas con el indicador multidimensional de calidad de vida (IMCV) revelan cambios interesantes desde 2008 hasta 2021 (los últimos datos disponibles). En cuanto al mercado laboral, aunque el empleo involuntario a tiempo parcial ha aumentado del 35,39 por ciento en 2008 al 52,37 por ciento en 2021, se observa una percepción más positiva en términos de calidad laboral, con mejoras en salarios, duración de la jornada y satisfacción laboral.

En términos de ingresos, entre 2008 y 2021, el aumento fue del 13,7 por ciento, lo que llevó la renta mediana nacional de 13.966 euros a 15.892 euros. Esto significa que las familias han experimentado menos dificultades para llegar a fin de mes, al menos hasta la aparición de la inflación en el último trimestre de 2021.

Sin embargo, es importante destacar que la población en riesgo de pobreza y los niveles de desigualdad han aumentado, junto con un aumento en el porcentaje de hogares que no pueden hacer frente a gastos imprevistos o que experimentan retrasos en los pagos. Esto se debe en gran medida a la evolución de los precios, ya que la inflación general alcanzó el 2,6 por ciento en agosto, mientras que la inflación subyacente (que excluye alimentos no procesados y productos energéticos) llegó al 6,1 por ciento. Los alimentos básicos, como aceites y grasas, experimentaron un aumento del 30,9 por ciento, mientras que la leche, el queso y los huevos aumentaron un 11,7 por ciento. Los alimentos esenciales, como legumbres y hortalizas, aumentaron un 11,4 por ciento, y las bebidas no alcohólicas subieron un 13,1 por ciento.

Esto ha llevado al Banco de España a señalar que el aumento de las tasas de interés y la inflación están afectando especialmente a los hogares de menores ingresos, cuyo gasto se concentra en bienes básicos como los alimentos. Estos hogares parecen tener dificultades adicionales para enfrentar los desafíos económicos de septiembre y llegar a fin de mes, a pesar de las aparentes buenas condiciones macroeconómicas.

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