Macron, el presidente que aumentó el gasto público a niveles récord
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¿El gasto público francés está fuera de control?
Francia se encuentra nuevamente en el centro de la atención como el principal desafío fiscal de la Unión Europea. El déficit del Gobierno central ha superado los 18 billones de euros desde junio, alcanzando niveles tan extremos como los registrados durante el apogeo de la pandemia en 2020.
El déficit fiscal del Gobierno central francés continúa batiendo récords. Sin tener en cuenta las dependencias locales, se acumuló un déficit financiero de hasta 18,95 billones de euros en un período de 12 meses que llegó hasta agosto, incluso superando los 20 billones de euros entre junio y julio de este año.
Además, el déficit fiscal francés representó el 2,7% del Producto Interno Bruto (PBI) al cierre de agosto, cifra muy similar a los niveles máximos alcanzados durante la pandemia. De hecho, el déficit en términos nominales ha igualado los registros de 2020, pero esta vez se ha visto impulsado por subsidios energéticos, ayudas sociales y gastos en defensa.
Cuando se considera a todo el sector público consolidado de Francia, el déficit representó casi el 5% del PBI en el segundo trimestre del año, marcando el desequilibrio más pronunciado desde marzo del año pasado.
El Estado francés, de dimensiones gigantescas, alcanza el 57% del PBI, situándose oficialmente como el más grande de la Unión Europea, superando ampliamente a todos los países nórdicos y ubicándose entre los más grandes del mundo.
El Gobierno del presidente Emmanuel Macron ha evitado emprender las reformas estructurales necesarias para impulsar el crecimiento del país. Aunque la reforma de las pensiones que propuso tuvo un alto costo político para su coalición, se espera que su impacto fiscal en los próximos años esté lejos de compensar los desequilibrios causados por el envejecimiento de la población y la reducción de la oferta laboral.
Además, el conflicto energético derivado de la guerra entre Rusia y Ucrania ha llevado al Gobierno de Macron a adoptar una estrategia fiscal derrochadora y orientada a ganar votos, a diferencia de otros países como Italia y Alemania, que buscan restaurar el orden en sus finanzas públicas para cumplir con los criterios de Maastricht.
La agencia Fitch Ratings fue la primera en reaccionar a la falta de responsabilidad del Gobierno francés, rebajando la calificación crediticia de los bonos soberanos del país desde mayo, con pocas expectativas de una mejora en el futuro cercano.
Por su parte, Moody's mantiene su calificación para Francia, pero advierte que podría cambiar en el último trimestre del año si el Gobierno no presenta un plan de ajuste sólido para el Presupuesto de 2024.
El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, ha prometido recortar 16,000 millones de euros para el presupuesto del próximo año, con más del 60% de estos recortes relacionados con la eliminación de los límites arbitrarios impuestos por el Gobierno a las tarifas de gas y electricidad, que representaban subsidios.

